1. Date permiso de parar.
Antes de “volver”, hay que respirar. No puedes regresar a ti si sigues en piloto automático. Haz pausas conscientes, sin culpa: una tarde sin hacer nada, una ducha más larga, una noche sin redes.
2. Escucha tu cuerpo y tus emociones.
A veces el cansancio no es físico, sino emocional. Pregúntate: “¿Qué necesito hoy?” Puede ser silencio, un abrazo, llorar o reír. Escucharte sin juzgarte es el primer paso para sanar.
3. Reconecta con lo que te hacía sentir viva.
Vuelve a esa canción, ese hobby o esa rutina que te daba energía. No importa si es pintar, caminar con música o ver tu serie favorita por décima vez. Lo que te hace sonreír, te reconstruye.
4. Rodéate de calma, no de ruido.
Personas, espacios o actividades que te traen paz valen más que las que solo llenan el tiempo. Aprende a decir “no” sin miedo y “sí” a lo que te hace bien.
5. Cambia el diálogo interno.
En vez de decirte “debería estar mejor”, repite: “Estoy aprendiendo a estar bien”. La forma en la que te hablas cambia completamente la forma en la que te tratas.
6. Celebra los pequeños avances.
Tu comeback emocional no es un salto, es un proceso. Si hoy dormiste mejor, te reíste más o simplemente te sentiste en paz por un momento, eso ya es progreso.
Volver a sentirte tú no se trata de regresar al pasado, sino de redescubrirte desde un nuevo lugar. Eres una versión en evolución, y tu comeback emocional puede ser tan poderoso como el de tu artista favorito.
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