Organizar tu vida no tiene que sentirse como una misión imposible o como una agenda llena de reglas. Con pequeñas rutinas y hábitos amigables, puedes vivir más ligera, enfocada y con menos ansiedad. Aquí te cuento cómo empezar.
Tu cuarto, tu escritorio o incluso tu clóset influyen en cómo te sientes. Un espacio ordenado no es solo “bonito”, también te ayuda a relajarte, concentrarte y disfrutar más de tu día.
No necesitas ser experta en productividad, solo tener un sistema que funcione para ti. Aquí tres hacks que realmente ayudan cuando sientes que ya no puedes con tanto.