Limpieza suave
Usa un limpiador sin fragancia, sin sulfatos y ultra delicado. Lava tu rostro con movimientos suaves y agua tibia. Evita exfoliantes abrasivos o cepillos que puedan irritar la piel. Tu piel sensible te lo agradecerá.
Tónico calmante
El tónico aquí es tu BFF. Busca uno con aloe, manzanilla, avena o niacinamida, que ayude a reducir rojeces y calmar la piel. Aplica con palmaditas suaves, nada de frotar.
Sérum o tratamiento ligero
Si quieres tratar rojeces o piel reactiva, usa productos con ingredientes calmantes, como centella asiática, ácido hialurónico o péptidos. Evita ácidos fuertes o retinoides que puedan irritar. Solo un par de gotitas son suficientes.
Hidratante nutritiva pero ligera
Hidratar es esencial, incluso si tu piel se siente sensible o grasa. Opta por una crema oil-free o con textura ligera, hipoalergénica y sin perfumes. Esto ayuda a fortalecer la barrera de tu piel.
Protector solar
Aunque no te guste el sol, el SPF es tu héroe diario. Tu piel sensible es más propensa a manchas o quemaduras, así que busca protector solar mineral y aplícalo todos los días, incluso en casa.
Tip extra: Mantén tu rutina simple. La piel sensible no necesita mil productos; menos es más. Paciencia y suavidad son tus mejores aliados.
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