Pero entre tantas opciones (gel, crema, spray, físico, químico…) puede ser un lío elegir. Aquí te dejo una guía rápida:
1. Identifica tu tipo de piel
- Piel grasa o mixta: busca fórmulas oil free, en gel o tipo fluido que no dejen brillo.
- Piel seca: elige protectores en crema o con acabado hidratante.
- Piel sensible: prefiere los que son “físicos/minerales”, con ingredientes como óxido de zinc o dióxido de titanio.
2. Revisa el SPF
El factor de protección solar (SPF) indica el nivel de protección contra los rayos UVB (los que queman).
- Lo ideal para todos los días es SPF 30 o más.
- Si estarás al aire libre o expuesta al sol por varias horas, mejor SPF 50.
3. Asegúrate de que sea de amplio espectro
No solo necesitas protección contra los rayos UVB, sino también contra los UVA, que son los que provocan envejecimiento prematuro. Fíjate que la etiqueta diga “broad spectrum” o “amplio espectro”.
4. Elige la textura que disfrutes usar
Si el protector no te gusta, probablemente no lo usarás. Hoy existen versiones en:
- Gel o acuosos: frescos y ligeros.
- En crema: más nutritivos.
- En barra o stick: prácticos para retoques.
- En spray: fáciles de reaplicar, pero ojo, hay que esparcirlos bien.
5. No olvides reaplicarlo
De nada sirve el mejor protector si no lo reaplicas. Lo ideal es cada 2 a 3 horas, especialmente si sudas o te mojas. Lleva siempre contigo un formato práctico para retocar.
Tip final: el protector solar no es negociable. Hazlo parte de tu rutina como lavarte los dientes. Tu piel te lo agradecerá hoy y en 10 años.