Te pasa: todo va bien en el día, pero llega la noche, apagas las luces… y de la nada, piensas en esa persona. La que ya no está. La que, según tú, ya superaste. Y te preguntas: ¿por qué la extraño si sé que me hizo daño?
La respuesta es simple, aunque duela: no extrañas a quien fue, extrañas lo que creías que sería. Extrañas los planes, los buenos ratos, el “qué hubiera pasado si…”. Pero no confundas nostalgia con amor, ni costumbre con destino.
Tal vez no cerraste ese capítulo del todo, o tal vez hay algo en ti que aún está sanando. Y está bien. Solo recuerda esto: mereces un amor que no te confunda, que no te rompa por dentro, y que no aparezca solo en tus pensamientos a medianoche.
Respira profundo. Agradece lo que fue. Suelta lo que ya no es. Y duerme con la certeza de que lo que viene… será mucho mejor. 💫