Amar no siempre significa quedarse. A veces, soltar también es una forma de amor. Cuando una relación ya no suma, cuando te pesa más de lo que te impulsa, o cuando ambos han cambiado tanto que ya no se reconocen… tal vez la respuesta no sea luchar más, sino soltar con amor.
Dejar ir no es rendirse, es reconocer que mereces paz, reciprocidad y crecimiento. Es entender que no todo amor debe durar para siempre para ser real o valioso. A veces, lo más valiente y amoroso que puedes hacer es cerrar el ciclo y seguir adelante.
Y sí… al principio duele. Pero con el tiempo, sueltas también el dolor, recuperas tu centro y descubres que te abriste espacio para algo nuevo, más sano y más tú.
No olvides seguirnos en redes sociales: