Pascual: la historia del refresco 100% mexicano

Pascual: la historia del refresco 100% mexicano

Muchos aseguran que este refresco de cola sabía mucho mejor que el del osito

La empresa Pascual, S.A. fue fundada a entre 1930 y 1940 por Rafael Víctor Jiménez Zamudio. Aunque los primeros productos que lanzó al mercado fueron paletas, después siguió con agua embotellada en garrafón y por último los refrescos Pascual. Las primeras instalaciones se ubicaron en la colonia Anáhuac, posteriormente en la colonia San Rafael y por último en la colonia Tránsito, en la Ciudad de México.

A principios de los años 50?s, y ya establecidos en la colonia Tránsito, la empresa contaba con una buena estabilidad. Publicitado con el eslogan ?Fruta en su refresco? la gente comenzó a identificar al ?Pato Pascual?. En esa misma década salió al mercado el refresco Lulú, representando por una coqueta e inocente mujer.

A mediados de esa misma década se lanza un producto llamado Mexi-Cola, el cual permaneció muy poco tiempo en el mercado, debido a un problema con su proveedor de botellas de vidrio (coca-cola), de quien también se especulaba vandalismo, ya que según quien pudo probar este refresco, era mucho mejor que la coca-cola. Este refresco de cola generó una gran impacto asociado con aspectos nacionales y por el gran impulso publicitario del boxeador mexicano, ídolo en ese momento, Raúl ?Ratón? Macías.

En la crisis económica de 1982, el Gobierno de la República decretó un aumento obligatorio a los salarios del 10%, 20% o 30% de acuerdo al monto de las remuneraciones de los trabajadores del país. El dueño de Pascual argumentó que no podía financiar este aumento, por lo que los trabajadores iniciaron una huelga. Después de tres años, y con la asesoría de Demetrio Vallejo, el gobierno le dio la razón al movimiento obrero, por lo que el dueño se declaró en bancarrota y cerró Pascual. Se procedió entonces a rematar los activos de la empresa, y fueron los mismos trabajadores los que los compraron, fundando la Sociedad Cooperativa Trabajadores de Pascual S.C.L.

Los trabajadores ocuparon los terrenos originales de la planta, que tenían la ventaja de contar con dos pozos de agua potable. Estos terrenos no eran parte de los activos de la empresa recién adquirida, y la propiedad la mantuvo la esposa del dueño original, Victoria Valdez Cacho de Jiménez. Por lo tanto fueron ocupados mediante un contrato de arrendamiento hasta 1985, año en que expiró. A pesar de que Victoria Valdez se negó a renovarlo, Pascual mantuvo la posesión de los terrenos con el apoyo del gobierno. Victoria Valdez demandó a Pascual en 1989 y ganó el caso en 2003.

Cuando la corte ordenó a Pascual desocupar los terrenos, el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, expropió los terrenos de Valdez en favor de Pascual, argumentando utilidad pública. Pascual ofreció a Valdez pagar el monto del avalúo del inmueble, calculado en 187 millones de pesos mexicanos (alrededor de 16 millones de dólares americanos); sin embargo, la parte demandante no aceptó la oferta.?

En 2005, la Suprema Corte de Justicia decretó que la expropiación era improcedente debido a que no se comprobó que hubiera utilidad pública, ya que el beneficiado por la expropiación era una empresa privada que producía un producto no esencial. Mientras que Valdez quería que le devolvieran sus terrenos, Pascual argumentaba que los costos de trasladar la planta podría poner en riesgo la supervivencia de la empresa, cuyos beneficios se distribuyen directamente entre 2 mil trabajadores que laboran en las plantas del Distrito Federal.

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